MUCHA QUÍMICA
Algunas veces en la vida, en nuestro camino diario, surge lo que denominamos ¨química¨.
Como artista la química surge cuando se enlaza el pensamiento con el corazón y a través de las manos se plasma en una obra, en una creación.
La química surge y una vez que ha surgido, de forma casi divina, hace que los elementos, los materiales, las formas las texturas y los colores, se conjuguen en sentimientos, en creación.
La química solo surge cuando se antepone el tú y el yo al ego, son esos objetos, esos materiales, esos colores y esas texturas las que toman el protagonismo y así se crea la obra.
La química como acto divino, está por encima del tú, del yo y del ego.
La química surge o no surge, solo podemos estar haciendo camino para que se sienta atraída hacía nosotros.
La química creada entre los elementos y el artista como acto divino, debe ahora hacer su reacción con el observador, cautivarlo, impregnarlo, envolverlo, sugestionarlo, provocando, haciendo sentir y sacando al observador de su espacio de indiferencia y provocando un dialogo continuo que llevará a la interiorización de la obra, de la creación.
Ahora si la química ha surgido, será parte de todos los sentidos del espectador, sugestionando recuerdos, vivencias y sensaciones únicas en cada persona como centro de esa misma creación.